Considero interesante comenzar haciendo una reseña sobre la educación que
recibió y el interés que despertó este tema a lo largo de su vida.
A él pertenece la frase: “La ilustración y fomento de las letras es la
llave maestra que abre las puertas de la abundancia y hace felices a los
pueblos.”
En su niñez, en Yapeyú, Mitre y Sarmiento hacen referencia en sus obras a
su asistencia a la denominada Escuela Democrática que subsistieron luego de la
expulsión de los Jesuitas. Aunque como refiere Patricia Pasquali, debe haber
sido asistido por su madre quien lo educo en las primeras letras.
Tiene gran valor que analicemos todo hecho histórico en su tiempo y
espacio geográfico, lo que nos permitirá entender sus costumbres y la realidad
que los rodeaba.
En 1785 ingresara en España en el Seminario de Nobles, donde completo su
educación primaria, luego de mucho
peregrinar por el magro sueldo de su padre, quién consiguió un puesto
secundario de un Estado Mayor de un elemento del Ejercito Español. Destaca
Patricia Pasquali “Se cree que en un comienzo asistía como oyente”. Refiere
como “Misión del Colegio: Educar como caballeros cristianos para que, con
palabras y ejemplos, pudiesen enseñar a sus familias los ejercicios de virtud,
piedad y modestia cristiana”. Entendían a la poesía y la lengua (Francés,
Italiano y Griego) como ciencias que “adornan” la nobleza. En segundo término:
Lógica, Filosofía, Matemática y Derecho común a las que completaban con Esgrima,
Música y Danza. En este Instituto curso de 1785 a 1789.
Mitre y Sarmiento, se refieren a él como buen matemático y mal dibujante,
mientras que Pasquali , nos relata que “se deja
cautivar por la exactitud de las matemáticas y se destaca en dibujo y en
pulsar la guitarra perfeccionado luego por el compositor Fernando Sors. Esto me
trae a la memoria el reclamo que hiciera el nieto del Ayudante de San Martin,
Tomas Guido, sobre la autoría del “plan Continental” para cruzar la Cordillera de los Andes que fue
dibujado por Guido para enviarlo al
Director Supremo a Buenos Aires, pero testigos de la época refirieron que lo
confecciona Guido por ser mejor dibujante.
Un 15 de julio de 1789, el día después de la toma de la Bastilla, ingresa
San Martin con 11años al Regimiento de Murcia. Fue allí donde le grabaron a
fuego las “Sabias ordenanzas de Carlos lll” escritas en 1768, y su primer manual
de “Instrucción Militar Cristiana “publicado en 1788 y que era de carácter
obligatorio. A los quince años participa de la Campaña en África y es ascendido
a Subteniente con la responsabilidad de conducir hombres en la Campaña de
Rosellón. También influyo en su formación el período embarcado en la Santa
Dorotea y su participación en la guerra que se desarrollo con Inglaterra en
1796 y que se prolongo por cinco años. Su permanencia en Cartagena fue muy
importante, con una sociedad cosmopolita, donde aprovecho el afluente cultural
y literario. Otro factor destacable es la influencia de la campaña ideológica
que emprendía Europa en pos de la libertad e igualdad de los pueblos. Otro
acontecimiento importante, fue su participación en la Campaña a Portugal y la
expulsión a Brasil de la familia Real. Todas estas experiencias marcan a fuego
al Libertador y nos muestran como fue adquiriendo su formación y una cultura producto del
devenir del movimiento en pro de la independencia del poder monárquico que se
vivía en Europa. Hago referencia a su formación, con el fin de refutar al
Doctor Sejean, quién se refiere al Libertador en su libro como “inculto”, titulado
“San Martin y la tercera invasión Inglesa”.
Ya como Gobernador de Mendoza, adoptó la frase de Diógenes” Cuando te
calumnien, difamen o vilipendien hay que zambullirse en una tinaja de Filosofía
hasta que la nave llegue a puerto”.
Adoptó medidas duras, sobre todo cuando luego de “Rancagua” llegaron los
exiliados de Chile, prohibió las conversaciones ideológicas para favorecer la
unión y buena fraternidad. Es de destacar la aparición entre los exiliados a
nuestro comprovinciano el Dr Bernardo de Vera y Pintado, quién se desempeñara
como Asesor Legal del Ejército de los Andes.
A los curas les pedía que en ceremonias hiciesen ver la justicia con que
la América adoptó un sistema de libertad. Y echó a aquellos que se oponían.
En los colegios fomentó el ingreso a las Universidades, constituyó el
Colegio Superior Santísima Trinidad (que fue inaugurado por Luzuriaga en 1817
cuando lo reemplaza en el Gobierno de Mendoza).
Se rodeó de hombres ilustrados y liberales que le permitieron
enriquecerse, entre ellos cabe recordar a Godoy Cruz, quien lo respaldó en su acción
más importante, que fue su presión en el Congreso de Tucumán.
Acrecentó las bibliotecas. Se preocupó por la protección del medio
ambiente y la forestación.
Instrumentó las campañas de vacunación contra la viruela en la zona de
Cuyo. Su accionar redujo los problemas sociales de alcoholismo y vagancia.
Reglamentó la regalía en la venta de carne. Reglamentó los sueldos de los
peones y troperos en carretas.
Reformó el sistema carcelario mejorando la forma de vida de los
encausados.
Implementó la educación de la tropa y oficiales mediante una hoja diaria
manuscrita que les entregaba y el contacto personal durante el almuerzo. San
Martín se sentaba con ellos aunque no almorzaba. Y en la cena se reunía con sus
oficiales finalizando con la frase: “señores a las tablas”, señal que marcaba
el inicio del juego de ajedrez.
San Martín dotó al Ejército de los Andes de una imprenta, la cual fue
retornada a Mendoza después de la campaña, en 1819 (había sido enviada por
Pueyrredón en 1816). No se utilizó inmediatamente por falta de imprenteros. No
obstante ello, Luzuriaga saca el parte del Triunfo de Chacabuco.
En Chile imprimieron el periódico “Viva la Patria”, Gaceta del Supremo
Gobierno de Chile (con autorización de San Martín a Hilarión de la Quintana)
El 18 de junio aparece la “Gaceta de Santiago de Chile”, lo que motiva la
adquisición de una imprenta por parte de un vecino de Chile.
De regreso a Chile le faltaban elementos que luego se encontraron rotos
así que el Gobierno de Buenos Aires debió reponerlos y así dar origen al primer
periódico de Mendoza: “El Termómetro del Día”, de efímera existencia.
En su paso por Chile recibe del Gobierno, entre muchas donaciones,
$10.000 oro que entrega para la realización de una biblioteca y una chacra
donde fue su primer preocupación calcular la renta que se podía obtener para
asistir a la campaña de vacunación contra la viruela en Mendoza a fin de
retribuirle en algo su apoyo al Ejército de los Andes. Aquí deseo destacar la presencia de su mayor
asesor desde el punto de vista jurídico, que fuera el santafesino Bernardo de
Vera y Pintado, quien además fue autor del primer himno chileno y encargado de
realizar el brindis cuando San Martín ocupó Lima.
Cuando San Martin llego a Buenos Aires, trajo consigo su biblioteca o
“librería” como él la denominaba. Poseía un inventario hecho de su puño y
letra, donde al final hacia referencia que si fallecía, fueran entregados a su
esposa. Pero en 1821, los dona a la biblioteca en Lima. Fueron setecientos
ejemplares, que a posteriori del incendio se redujeron a siete. A través del
inventario que se conserva, donde no estaba organizado metódicamente y donde
registra el nombre de la obra y a veces omite el autor, se puede observar su
curiosidad bibliográfica y elementos didácticos de su cultura. La donación de
San Martin no fue única, porque luego de fallecimiento, su yerno Florencio
Balcarce, envía más volúmenes. A San
Martin podemos definirlo como autodidacta. Su instrucción era amplia, había
leído enormemente y poca cosa instruye más que los viajes de exploración y los
libros de historia. “Los historiadores definen su preparación como más amplia
que profunda”. Por su formación europea
hablaba bien francés y algo de inglés y estaba informado sobre los variados
problemas que afectaban al mundo. En particular al ambiente colonial.
El escritor Torre Revello lo define como “militar no autoritario, instruido
pero no pedante, respetuoso de la religión cuyo culto alentó en los pueblos y
en el ejército. Instintivo y metódico, activo y enérgico pero paciente y
humano. Fácil en el trato social, mas no cortesano.”
Es real que tenía faltas de ortografía, común en la época. Sobre fines
del siglo XIX, para engrandecer su imagen, se llegó hasta a corregir sus
escritos para presentarlos sin errores, pero al final era un hombre como
cualquier otro pero con grandes virtudes. En su abundante correspondencia, el
estilo era espontáneo, vivaz, y colorido, utilizando a veces modismos castizos.
Evidentemente, cuando quería cuidar su estilo, sabía cómo hacerlo. Por ejemplo,
en su “proclama de despedida a los peruanos”. Otra pieza magnífica fue la que
envió al Cabildo de Buenos Aires al embarcar en la expedición marítima al Perú.
Es de destacar una serie de decretos, por ejemplo: a) el dirigido a los
preceptores de las escuelas públicas: “Los destinos de la juventud en sus manos
formarán algún día una Nación libre, culta y gloriosa. Deberán inspirarles el
patriotismo y virtudes cívicas haciéndoles entender que ya no pertenecen al
suelo de una colonia miserable, sino a un pueblo libre y virtuoso. Invitándolos
a todos los jueves se reúnan en la Plaza Mayor a entonar el Himno.” (Mendoza,
1817).
b) Ya en Lima, Perú decreta establecer escuelas gratuitas de primeras
letras en los conventos religiosos mientras se formara un instituto nacional,
escuelas centrales y mientras se adopta y generaliza el sistema de enseñanza
recíproca que ha hecho conocer el venerable nombre de Lancaster en la culta
Europa. Además expresaba “acelerar los progresos de la causa pública y poner a
cubierto de los tiros de la calumnia la propiedad más augusta del hombre, el
honor”. Publicando sus ideas sin censura previa. Y quien abusare de esta
libertad, previo dictamen del delito de Junta Conservadora de la Libertad de
Imprenta, sería sancionado (por atacar la religión, la moral y tranquilidad
pública y el honor)”. Otro decreto prohíbe la extracción de materiales
arqueológicos de las huacas y ordena preservar dichas reliquias. En otro
decreto dispone la creación de la escuela normal de maestros y la reforma de
los métodos de la enseñanza primaria y los estudios previos para el
establecimiento de una escuela normal de niñas. En este decreto manifiesta:
“sin educación no hay sociedad: los hombres que carecen de ella, pueden muy
bien vivir reunidos pero sin conocer su extensión de los deberes y derechos que
los ligan, en cuya reciprocidad consiste su bienestar.”
La perfección de aquella obra es lenta por naturaleza. Ella depende del
tiempo, de la perseverancia, del sistema de gobierno y de que la educación en un
pueblo sirva de apoyo a las instituciones que se le den.
Finalmente, debemos recordar que el Padre de la Patria logró lo que
ningún otro argentino ni de las presentes ni futuras generaciones podrán volver
a reunir – Generalísimo de la República del Perú y fundador de su libertad,
Capitán General de Chile y Brigadier General de la República Argentina.
Creo definir el tiempo de reflexión en la soledad del mando del Gran
Capitán que lo guiara en su genialidad con la siguiente estrofa de Quevedo:
“Retirado en la paz
de los desiertos,
con pocos pero
doctos libros juntos
vivo en
conversación con los difuntos
y escucho con los
ojos a los muertos.”
Autor: Luis chizzini Melo
Bibliografía consultada:
-Mitre Bartolomé. Historia de San Martin y de la emancipación sudamericana.
Ed Fabril Financiera año 1950
-Pasquali Patricia. San Martin. La fuerza de la misión y la soledad de la
gloria. Biografía. Ed Sudamericana año 1999.
-Torre Revello José. San Martin y la cultura. Instituto Nacional
Sanmartiniano. Ed Tinpec. Año 1978.
-Terragno Rodolfo. Diario Intimo de San Martin. Londres, 1824. Una misión
secreta. Ed Sudamericana. Año 2009.
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